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La revelación y el Arco Iris

Texcoco
2 min. de lectura

Hoy empecé el día criticando la cultura de la culpa, casualmente escuché en la radio y en la tele dos expertos diferentes hablar de cómo todas las religiones nos cargan de culpa desde que nacemos y en cuántos vicios se traslada esa sensación que parece impresa en los genes...
Luego la crítica se trasladó a nivel personal, cómo me afecta, cómo yo misma me pude haber convertido en una manipuladora de esa sensación en mi entorno, sobre todo en mis hijos...
Cuando pensé en mí misma enseguida me vino a la memoria lo que mi abuela me decía cada vez que me tropezaba:
 - Esto te pasó porque te castigó Dios!

Muchas cosas he comprendido desde entonces, pero sí... Honestamente me confieso que algunas veces ando con una presión en el pecho provocada por una sensación de DEUDA... Digo deuda, porque culpa es demasiado, culpa es de por vida, la deuda es una sensación que al menos te da la oportunidad de creer que aún es remediable, pero qué estoy pagando?! 
Hace años que ando enojona por la vida, porque me doy cuenta que muchas circunstancias externas me hacen creer que estoy en deuda, me enojo en lugar de someterme, pero en esta lucha me ocupo de la piedra en el camino y pierdo de vista el camino... por lo que no me deja crecer.
Hoy, enojada reclamaba esta sensación a mi esposo porque aveces él es el disparador, pero me contestó: - Oye! Si así te sientes será porque sigues traumatizada con tu abuela, pero yo no tengo nada que ver...
Y otra vez me cortó el hilo que sostenía las piezas en el orden equivocado, ahora en mi cabeza todas las piezas estaban por el suelo y esto me ayudó a encontrarles un mejor lugar! =)
Por fin encontré una solución que no es cambiar algo externo sino algo que tengo en mis manos, TIENE RAZÓN (Sospecho que la intención de su contestación era salir libre de toda culpa, lo cuál termina siendo admirable) Pero así funcionamos, no es la primera vez, en muchas ocasiones sus contestaciones me empujaron a ver un punto de vista en el que yo no soy víctima, y en ése instante me ilumina!
En cuestión de segundos me di cuenta que las piezas tenía que quedarse en el piso, y yo era quien cambiaba de lugar, ahora me ubiqué en la columna opuesta de la hoja de balance... Ciertamente, yo era quien me ponía en la columna equivocada y nadie más, ahora me doy cuenta que simplemente cambiando mi posición mi saldo es a favor ¡¿Y qué creen?! Tengo muchísimo saldo a favor! y entonces, no tengo que enojarme realmente, si en el fondo sé que tengo saldo a favor no voy a preocuparme en cómo obtener el perdón de la deuda... La energía que hasta ahora ocupaba en enojarme con quien me hacía sentir en deuda, la tengo que ocupar en recordar que mi saldo es a favor, y esto evitará que pierda de vista mis objetivos... Claro! Mi saldo es a favor, el mío, el tuyo y hasta el de él... Todos tenemos saldo a favor!
Todo esto transcurrió mientras nos arreglábamos para salir, entonces salimos de la casa y vimos un espectacular arco-iris frente a nosotros!

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