No dejes de buscar la perfección, aunque no existe!

Cuándo me enseñaron que Platón afirmaba que la perfección no existe en este mundo, tuve que replantear mi existencia.

En mi familia, era común que encontraran el detallito que desvaloraba la acción que, la mayoría de las veces, tenía como propósito demostrarles que era perfecta, por supuesto era frustrante...

Así seguí, persiguiendo la perfección, pero no existía... ¿Cómo no frustrarme?

La perfección es una utopía que nos impulsa a hacer y dar lo mejor de uno mismo.

No tenemos que pretender ser perfectos, no nos engañemos ni intentemos engañar a nadie más... Esta misión que es imposible, nos puede llevar a cometer otros errores que dañan nuestra autoestima.

Me hablaron de Platón en mi primer año de universidad, pero mi papá me había dado lecciones de vida con el ejemplo, como cuando le reclamé una decisión que tomó y después de unos segundos tensos me contestó: -Montse, tienes razón! Me equivoqué.

Se convirtió en mi más valiente héroe! Soy su ferviente admiradora desde siempre...

Admitir los errores es una gran oportunidad de ser mejores y de sentir que la perfección es menos lejana, una linda sensación de satisfacción personal que impulsa a ser cada día mejor!